Con ciertos matices, se puede asegurar que la televisión generalista ha consolidado géneros muy convencionales.
-Los informativos. Generalmente distribuidos en el horario de las principales comidas, han potenciado la información breve, muy actual, casi siempre en directo, y con imágenes espectaculares. Atienden, especialmente, contenidos catastróficos y alarmantes.
-La ficción. Es el plato fuerte de las sobremesas y sobre todo de la noche, que es la que más espectadores congrega. Está compuesta por las grandes películas del cine y las teleseries, que van desde las denominadas "comedias de situación" (sitcom) generalmente de 25 minutos de duración con nudo y desenlace incluido, hasta los llamados en España "culebrones" o telenovelas, de 25 minutos también. pero de cientos de capítulos que desarrollan un argumento muy enmarañado y con un desenlace que se alarga continuamente. El humor, la violencia, la intriga, el sexo, el sentimentalismo suelen ser los temas centrales en este tipo de ficción.
-Concursos. Programas, cuyo objetivo final suele ser económico o consumista.
-Programas-espectáculo, debates y retransmisiones deportivas. Estos programas vienen a completar los contenidos de la televisión generalista.
Las emisiones de divulgación científica, grandes documentales y programas culturales ocupan, en este tipo de televisión, un lugar marginal.
La creciente competitividad entre cadenas ha potenciado un género híbrido que en algunos países se conoce como "reality show" o televerdad, en el que el espectáculo lo proporcionan no actores ni artistas, sino gente corriente, generalmente espectadores voluntarios. Resulta frecuente en estos programas que incluyan principios de televisión-acción, es decir, que exploten las posibilidades que el medio tiene por su capacidad de conferir estatus a quien aparece en él o por la misma notoriedad del medio que alcanza grandes audiencias y convierte en público todo lo que toca. Así, la televisión se lanza a la búsqueda de personas desaparecidas, la creación o reconciliación de parejas, a provocar la confesíón pública de crímenes o la colaboración con la policía en la búsqueda de delincuentes, entre otros. La gran mayoría de estos programas incluyen ingredientes morbosos o "voyeuristas" y juegan con la intimidad y el honor de las personas.
La televisión ha incorporado espacios-concurso en directo donde se puede observar la vida diaria de sus protagonistas. En España, uno de los que ha alcanzado mayor audiencia ha sido el programa "Gran Hermano", donde los participantes convivieron en un estudio durante 3 meses
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