El origen de la publicidad moderna se remonta al siglo XVIII, cuando con el florecimiento de la prensa, algunas publicaciones periódicas empezaron a publicar anuncios comerciales que cobraban a los anunciantes. Incluso algunas de ellas estaban destinadas exclusivamente a difundir tales anuncios, como el caso de Daily Advertiser británico.
Sin embargo al extensión de la publicidad, como hoy la conocemos, se relaciona con la génesis de la sociedad de consumo a principios del siglo XX fue EEUU la primera sociedad de consumo histórica, donde la publicidad emergió con más fuerza. Cuando se fabrican objetos que tienen que ser adquiridos masivamente por la población, se requiere un tipo de comunicación que estimule su consumo. Surge así, con el paso del tiempo, una industria de la publicidad que mueve ingentes cantidades de dinero en todo el planeta, financia la mayoría de los medios de comunicación y constituye, hoy por hoy, una enorme maquinaria de persuasión que difunde los valores propios de una sociedad de mercado capitalista. Los mensajes publicitarios y su difunsión ccasi universal han difundido valores, modas y estilos consumistas que han trastocado culturas autóctonas o tradicionales.
La función de la publicidad es triple: estimula el consumo y acelera la sustitución de los productos en el mercado; influye en los modos de vida y en los excesos y expectativas de la población; y, finalmente, condiciona e influye en el desarrollo de los medios de comunicación llegando en ocasiones a influir en su línea informativa y de contenidos.
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